Cómo se crea una empresa social

El emprendimiento social, como cualquier tipo de emprendimiento a crear, tiene que seguir una serie de fases para su consolidación y establecimiento. Estas fases principalmente son cuatro:

1- tenemos que pensar en la identificación de la oportunidad.
2- elegir la fórmula jurídica que mejor se adapte a nuestra organización.
3- escoger los productos financieros que sean más adecuados para financiar nuestra organización
4- tenemos que llevar una análisis del impacto social de nuestras actividades.

Veamos lo que sería la identificación de la oportunidad de nuestro modelo de negocio. Aquí tenemos que decir que el emprendimiento social no se encuadra en un único sector, sino que allí donde veamos que hay una problemática a una necesidad social, también hay una oportunidad para desarrollar un negocio social, o un emprendimiento social. Una buena herramienta para identificar estas oportunidades es el modelo del Lean Camvas. El Lean Canvas es una metodología innovadora, que nos permite diseñar nuestro modelo de negocio, así como analizar los aspectos fundamentales de las actividades que vamos a emprender.

En segundo lugar, tenemos que saber qué forma jurídica vamos a elegir para desarrollar nuestra empresa u organización social. Aquí es importante señalar que no existe una regulación específica para el emprendimiento social. En determinados países se está desarrollando, pero todavía no existe algo a nivel global. Por lo tanto, el emprendedor social deberá elegir entre adoptar una forma jurídica que se corresponda con una entidad con ánimo de lucro, o bien, sin ánimo de lucro.

En el caso de las entidades con ánimo de lucro, tienen ventajas y desventajas.,Como funcionan en base a un modelo más mercantilista, tendrán acceso a mayor capital financiero, lo cual les permitirá expandir su impacto social y expandir sus operaciones. Sin embargo, el impacto social no prima ante lo económico, con lo cual habrá más dificultades en obtener ese impacto social.

Por su parte, en las organizaciones sin ánimo de lucro es al revés. El impacto social será más fácil alcanzar, ya que ese es el objetivo último de la organización sin ánimo de lucro. Pero al no poder acceder tan fácilmente a ún capital financiero, no le resultará tan fácil expandir su impacto social.

En tercer lugar ésta la financiación de nuestra empresa social. Históricamente este tipo de empresas, las organizaciones sociales se han financiado a través de subvenciones o donaciones que provenían, o bien del Estado o bien del sector de la filantropía. Este tipo de estructuras financieras son cada vez más escasas, porque estas entidades mencionadas ya no disponen de todos los recursos que quisieran. Por eso ahora empiezan a surgir nuevas formas o estructuras financieras para apoyar y financiar a empresas sociales. Hay muchas sin lugar a dudas, pero las tres tal vez más importantes serían:

- La participación en el capital.
- La deuda o préstamo.
- El préstamo participativo.

En el caso de la participación en el capital, básicamente es cuando el emprendedor accede a un capital externo, a cambio de qué el inversor o financiador entre en la propiedad de la empresa, y por lo tanto opte a los beneficios que ésta genere en el futuro.

Con respecto a la deuda. Es cuando el emprendedor social accede a un préstamo y se compromete a pagar una serie de intereses periódicos en el tiempo, y que al vencimiento de esta deuda, tendrá que pagar la totalidad del préstamo al cual accedió.

Y por último estaría el préstamo participativo, que es una combinación entre en la participación en el capital y en la deuda. Es decir, el emprendedor social accede a un préstamo, y al vencimiento del mismo da la opción al inversor o al financiador de convertir esa deuda en participación en el capital de la empresa.

En cuarto lugar, hablamos del análisis o de la práctica de la medición del impacto social. Esto es fundamental en el ámbito del emprendimiento social, porque es verdad que son empresas, pero sobre todo buscan un impacto social que habrá que medir correctamente. Y hay que hacerlo desde dos perspectivas: de la perspectiva del inversor o financiador, el emprendedor social deberá ser capaz convencer al financiador de que su modelo de negocio es el que mejor se adapta a unas determinadas necesidades sociales, y que por lo tanto, es el que puede obtener un mayor impacto social.

Con respecto a la otra perspectiva, que es la perspectiva más social, la medición del impacto también es fundamental, ya que esto permitirá que otras organizaciones que se muevan en el mismo entorno que la organización en cuestión, puedan replicar con éxito nuestro modelo de negocio, y que por lo tanto puedan expandir el impacto social que se persigue, a un mayor nivel.

Sin lugar a dudas, habrá que analizar detenidamente las distintas metodologías para el impacto social y elegir la que mejor se adapte a nuestra actividad.